Desde las
perspectiva de la psicomotricidad, hay 2 tipos de
motricidad en el niño: fina y gruesa
La
motricidad fina se refiere a las acciones que implican pequeños grupos
musculares de cara, manos y pies, concretamente, a las palmas de las manos, los
ojos, dedos y músculos que rodean la boca. Es la coordinación entre lo que el
ojo ve y las manos tocan.
Estos
músculos son los que posibilitan: la coordinación ojo-mano, abrir, cerrar y
mover los ojos, mover la lengua, sonreír, soplar, hacer nudos en los cordones,
agarrar un objeto, recortar una figura…etc
La
motricidad gruesa es aquella relativa a todas las acciones que implican grandes
grupos musculares, en general, se refiere a movimientos de partes grandes del
cuerpo del niño o de todo el cuerpo.
Así
pues, la motricidad gruesa incluye movimientos musculares de: piernas, brazos,
cabeza, abdomen y espalda. Permitiendo de este modo: subir la cabeza, gatear,
incorporarse, voltear, andar, mantener el equilibrio…etc
La
motricidad también abarca las habilidades del niños para moverse y desplazarse,
explorar y conocer el mundo que le rodea y experimentar con todos sus sentidos
(olfato, vista, gusto y tacto) para procesar y guardar la información del
entorno que le rodea.
Así pues, el ámbito de
la motricidad está relacionado, mayormente, con todos los movimientos que de
manera coordinada realiza el niño con pequeños y grandes grupos musculares, los
cuales, son realmente importantes porque permiten expresar la destreza
adquirida en las otras áreas y constituyen la base fundamental para el
desarrollo del área cognitiva y del lenguaje.